junio 18, 2005

Madagascar

Viernes, 6pm. Estoy entrando a una sala de cine, ya con las luces apagadas. Me abro paso con la pañalera y las Palomitas de un brazo e Isabel del otro. Logro sentarme. Adriana no vino, anda atendiendo a uno de sus clientes, sin embargo no venimos solos. La familia Pacheco-Uribe está sentada a un lado…

Cuando la fiebre de películas de animación comenzó, Pixar y DreamWorks enfocaron sus esfuerzos en hacer películas para niños y los papás de los niños. Hoy, eso ya cambio. La nueva película de DreamWorks, Madagascar, es para los papás y uno que otro niño que haya logrado madurar lo suficiente su sentido del humor necesariamente negro. Finalmente nos han hecho justicia. Es el Animal Planet con el humor de los Simpsons. Es, para mi gusto, una de las mejores películas animadas que han hecho hasta el momento. Las animaciones, son excelentes. La escena del barco y las olas, son un verdadero reto para el ojo humano. Además la historia sin ser demasiado complicada, gira alrededor de la necesidad de darle significado cada quien a su vida. Habla de la amistad, del perdón, de la actitud ante la vida y de la famosa mid-life crisis (Levinson, D. L.). Pero los pingüinos son definitivamente la mejor parodia que han logrado hasta el momento. Son un equilibrio perfecto ente la esquizofrenia y el éxito. Entre una realidad distorsionada, la ignorancia y la verdad.

Quizás mi percepción este sesgada, con respecto a la película, pero en ocasiones detalles triviales generan un sin fin de recuerdos, que por mas que uno no quiera influyen en la percepción. Tal y como me sucedió con la frase de los pingüinos: Sonrían y sigan saludando#. Quizás exista un nombre para ello, pero lo desconozco. Me refiero a esa subcultura que se forma entre tus amigos, con tus hermanos, con tu familia. Son esas frases, esas palabras que te identifican y te unen. Son esos comentarios que forman parte de tu manera de pensar, de relacionar tu pasado, tu historia con tu vida cotidiana. Lo puedo describir con una sola palabra que solo mi hermano entendería a la perfección: Protocultura.

Pero bueno, yo estaba con los pingüinos. Con esa frase, los pingüinos me llevaron a la palapa de una remota playa donde acompañado del Yayo, Machin, y el Doctor Sting saludamos y sonreimos, con una cerveza fría en la mano, al resto del campamento que desde el mar imploran ayuda a gritos. Están suficientemente lejos como para realmente no entender que dicen. Tal vez piden cervezas, quizás sean sus chanclas. La arena que nos separa ha de sacar ampollas de lo caliente. Desde entonces saludar y sonreir es parte de nuestra protocultura. ¿Cómo no voy a querer a esos pingüinos si hablan como si fueran mis hermanos del alma?

Y mientras revivo esta anécdota, Isabel me recuerda que el significado de la vida esta escondido en los simples detalles, como es ver una película con tu hija mientras se queda dormida en tus brazos...

Los pingüinos rematan la película usando su frase una vez más:


Saluden y Sonrian...

Tamalotes [CgS]

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantan!. No se la protocultura de tu vida pero te puedo imaginar perfecto "sonriendo y saludando" al lado de tus compas. Gracias por tus blogs!. Besos, Pata