junio 07, 2007

El sabor de romper un dieta


El sabor de romper un dieta
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El troglodita de Andrés ya no se aguantaba las ganas de romper su dieta a base de lácteos. Hoy llegué a casa y su mamá lo estaba empachando con cereal de arroz. La vida es buena. Pero sobre todo llena de nuevos sabores



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mayo 28, 2007

En la tierra del Cowboy...


En la tierra del Cowboy...
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También hay Cowgirls...

mayo 25, 2007

yo no fui...


yo no fui...
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Con esta carita de no se de que hablas papá, en otras épocas tratará de convencerme que él no fue... Hoy se la tomo por buena.



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Tubos


Tubos
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Hoy es el ensayo general de la presentación del ballet de Isa. Hay que peinarla tal y como debe ir al evento, que es mañana. Asi que al llegar a casa, ella estaba comiendo en tubos, tal y como su abuelita Gise, según ella me explicó. De estos detalles está hecha la vida.



Ya nos tenemos que ir al ensayo...

--CgS->

mayo 13, 2007

De carruajes y Burros


De carruajes y Burros
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Eso de las princesas y los carruajes se me hacia cosa de cuentos nada mas. Pero ahora que Isabel sale con bolsa de mano, tacones, cuentos (obvio que de princesas) y un surtido de snacks para su travesia dominical en su carruaje jalado por el burro de su papá, me pregunto que pasaría si se nos llegara a perder una zapatilla de la viajera. Hasta ahora he preferido quedarme con la duda...

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abril 07, 2007

Volvio el frio!!!


Volvio el frio!!!
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Ya se había ido el frio, y los dias estaban muy agradables. Pero este fin de semana ha vuelto el canijo frio. Lo bueno es que Andrés tiene un primo - igual de cabezón que él - que le heredó este gorrito.



--CgS->

abril 05, 2007

Onsen en la tina


Onsen en la tina
Originally uploaded by carlosgs.

Hasta hace poco que supe que es el Onsen. Esos baños termales japoneses. Lo aprendí de la mejor manera, pero esa es una historia para ocasión. Mientras les dejó esta foto del Onsen familiar que vivimos todos los dias en la casa a la hora del baño.



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abril 03, 2007

Viva el Rey

El gusto por escribir lo encontré en la secundaria. Y aunque es un placer que practico menos de lo que me gustaría, me genera un sensación que no he encontrado de otra manera: Es ese placer de poder hacer una pausa, de dejar algo plasmado, es algo parecido a tomar una foto de los sentimientos, y dejarlo ahí para leerlo en otra época, en otro tiempo. Realmente creo que uno escribe para si mismo. Y a pesar de que no tengo tantas historias en este blog, hay las suficientes como para que cuando yo mismo lo navego me reencuentro con mi propia espiral personal. Esos momentos que pasamos a lo largo de nuestras vidas, esos misteriosos círculos que estamos los seres humanos obsesionados en concluir, en cerrar y en volver a vivir… Con esa consciencia, con esa idea en mi cabeza, escribo esta despedida al Gran Coronel Macanas.

Siempre lo he dicho, y lo vuelvo a decir aquí. Si pudiera, yo al Macanas lo clonaría. Y no porque haya sido mi perro. Sino porque es el mejor perro que yo jamás haya conocido. Fue un perro que funcionó como el mejor pegamento que yo conozca para las amistades. El Cataratas, El Doctor Sting, La Yatya, y yo lo consideramos un hijo cuando lo adoptamos y le rehicimos su vida al re-bautizarlo como Macacus A. Hetzus, y así borrar para siempre su cuestionable pasado como "Belvedere". Ahora se, con dos hijos, que no se parecen en nada los perros y los niños, pero aun así forman un espacio maravilloso en nuestros corazones. Y no tengo un solo miramiento en coincidir en ese altísimo titulo que tienen los caninos. Perros como el Coronel reafirman porque son los mejores amigos del Ser Humano.

Son muchas las historias que me vienen a la cabeza del gran Coronel. Podría hablar de cómo se forjó en la vida salvaje de Cholula. Como tuvo que darse a respetar en la comunidad canina callejera, literalmente a punta de chingadazos. Como desarrolló sofisticadas estrategias de combate en movimiento, perpetuando su dictadura hasta el día de su muerte, ya que jamás volvió a perder una sola batalla, después de esa derrota contra el Jelou y su docena de súbditos. Pelea donde participamos La Yatya, El Macanas (en ese entonces cabo raso) y yo. Con esa pelea alcanzó la cima de su imperio, su condecoración militar vitalicia, y nuestro respeto al tener que soportar una intervención quirúrgica en sus testículos sin anestesia como consecuencia de esa memorable batalla. Digamos que con aquella batalla aprendió, de la manera más dura que hay, esa ley básica de combate: jamás le des la espalda a tu enemigo porque seguro te muerde los huevos. Jamás volvió a perder una pelea en su vida. Y no, su virilidad no fue afectada. Es mas, podría decir que fue aumentada.

El Cholulteca promedio usa la bicicleta como su medio de transporte, y nosotros no nos salimos de la media. Así que el Coronel Macanas nos acompañaba corriendo hasta la Universidad para atender clases de Psicología, Administración, Ingeniería y Estrategia Militar, teniendo que librar varias batallas callejeras en su trayecto. Su asistencia a clases lo volvió famoso y generó una euforia universitaria por traer perros al campus universitario. Obvio, los prohibieron unos meses después. Pero el Macanas no asistía a la Universidad para formar parte de un movimiento causado por él y su amigo Kadosh. No, él iba por su interés en el cálculo vectorial, la teoría del psicoanálisis Freudiano y las estrategias financieras. Basados en eso, el Cata y yo cortamos la cerca universitaria para introducir al Macanas a su examen final de Análisis de Circuitos Digitales.

Luego otras épocas vinieron. El círculo de la UDLA terminaba, y Coatepec el bello comenzaba. Ahí el Macanas exploró nuevas experiencias: Vivíamos en una casa con dos hectáreas de jardín y demasiados hoyos en las rejas. Así que él se paseaba por el pueblo luciendo sus medallas de Coronel condecorado. En vano intente evitar que se saliera de la casa. Desistí cuando me lo encontré en el Centro de Coatepec caminando a sus anchas cuando yo regresaba de un viaje de dos semanas del Puerto Jarocho. ¿Cuánto llevara afuera? – me pregunte. ¿Ira a la casa a comer? ¿Estará perdido? Lo llame usando el chiflido de su batallón. Reaccionó de inmediato como todo buen guerrero. Cuando lo vi a los ojos, supe que él podría ser el perro más obediente, seguro de si mismo y fiel que yo conociera, pero que él no iba a canjear la libertad de caminar por las calles a sus anchas por nada de este mundo, así que jamás se lo volví a prohibir.

No me interesa entrar en detalles, pero tengo evidencia contundente que demuestra que el Coronel además de sus múltiples amores callejeros Cholultecas y Coatepecanos, logro entablar una relación amorosa con dos locas vecinas que teníamos en ese entonces en Coatepec. Me limito a decir que si el Coronel fuera humano, sus experiencias con estas dos doncellas, las describiría como una relación con dos Ninfas de la mitología Griega a las orillas de una cascada encantada.

Si tuviera que usar una sola frase para describirlo, usaría esta: El Macanas fue un perro con demasiado optimismo. Macanas no conoció en su vida la palabra frustración. Todo era un nuevo reto, una nueva experiencia para él. Su larga vida lo llevo a vivir en muchas ciudades, en muy diferentes condiciones y con diferentes y variadas personas. Esto no le ocasionó depresiones o lamentaciones. El Coronel las veía como oportunidades para conocer a nuevas personas, y porque no, nuevas perras.
Decir que el Macanas seguro esta en el cielo seria una exageración de mi parte, así que me conformo con la leyenda indígena que dice que los perros una vez muertos nos esperan en el otro mundo para acompañaros en nuestro viaje al mas allá. Al Macanas ya no lo pudimos clonar, así que tendré que buscar a otro perro que tenga una actitud semejante, y con eso me doy por bien servido.

El Coronel disfrutaba de su retiro, como ya lo saben, en El Paso, TX. Sus patitas traseras ya no le funcionaban mucho que digamos, pararse le costaba mucho trabajo, e incluso en nuestra última vista, hace unas semanas, habíamos decidido dormirlo. La cita con la mismísima muerte estaba hecha: El tipo de la inyección letal llegaría a las dos de la tarde, y solo 40 minutos antes de su arribo hablamos para cancelarlo, porque ese día estaba como nuevo. No cabe duda que la mejor enseñanza del Coronel siempre fue que la actitud es más de la mitad del viaje. Ya lo dije, si de algo adolecía el chingao perro, era de demasiado optimismo. Con su última aventura nos recordó lo importante de la dignidad, y de la bendición que es, que cuando sea nuestra hora de entregar el equipo, no hay como tener una buena cena, irse a dormir y ya no despertar jamás. Esa fue la última vez que lo vi.

Así es como acaba un círculo que comenzó hace casi 15 años. Sobra decir que vivió mucho más que el promedio de vida de un Pastor Alemán. El Coronel cierra una etapa que ya veo tan distante, pero a la vez es aun tan nítida en mi corazón. Esa época de la vida en la que no hay motivos para decir que no. Esa época, que es crucial en la formación de nuestras personas, esa época del alma mater, de los amigos y de la libertad en bicicleta. El Coronel tiene tantas historias mezcladas con ese México mágico y fantástico que fui tan afortunado de vivir, que no me queda más que asegurar que si es cierto que el Macanas me estará esperando del otro lado, él espera que yo llegue en bicicleta.

El Rey ha muerto. Viva el Rey.
Macacus A. Hetzus – Coronel de División.
Junio, 1993 – Marzo, 2007

enero 18, 2007

Japon-izaje

Todavía recuerdo la decepción que me causo conocer el Coral por primera vez. En esa lejana época de mi infancia todos hablaban de las Pucas. Collares hechos de coral, habían llegado por casualidad social al top-ten de popularidad. Todo mundo ansiaba tener una que según la leyenda eran vendidas en las playas mexicanas. Cuando finalmente tuve mi puca, la verdad es que me decepcionó. ¿Que era lo fabuloso del coral? Más bien parece un pedazo de plástico mal hecho, pensé para mis adentros.

Sin embargo, la primera vez que lo vi con un visor y un esnorquel, que descubrí su color, su vida, su belleza fue algo parecido a un momento de revelación: Flotando entre la resaca de las olas, en mi pequeña y primitiva burbuja de oxigeno pude observar otro mundo. Esa increíble sensación que causa el poder ver otro mundo completamente ajeno al nuestro. Fue entonces que entendí por qué la fascinación por el coral. Por qué a pesar de que perdiera su color, incluso la vida, aun así generaba tal euforia: La necesidad de tener evidencia de su existencia.

Algo similar me pasó con Japón. He de reconocer que el Manga, el Anime o las películas japonesas nunca han sido mucho de mi interés. Pero visitar Japón ha sido lo mas parecido a ir a otro planeta. Un mundo donde los principios son otros, donde la cosmovisión es otra. Donde uno difícilmente puede entender su fascinación con lo miniatura, las colegialas en sus famosas minifaldas existen en la cotidianidad de su transporte publico, su implacable colectivismo, sus templos budistas, el silencio sepulcral que se vive en sus trenes, su obsesión con sus delicias culinarias hechas milagrosamente con pescado crudo, sus espacios tan diferentes: Casi es imposible identificar donde comienza una tienda, donde termina la estación de trenes y donde es el lobby del Hotel…


Anoche, en el placer de una cerveza, me entretuve viendo el fluir cotidiano en un bar a la entrada del metro Shinagawa. El polvo de mi japan-izaje en tierras desconocidas se disipaba: Comencé a creer que al fin de cuentas no era tan diferente, que el shock solo duraba unos instantes. Y fue entonces que una pareja tomada de la mano pasó frente a mí en su casi imperceptible – pero indestructible – burbuja occidental. Verlos basto para recordarme que al igual que yo flotábamos en un mundo ajeno. Un mundo que solo puede ser visitado en burbuja, tal y como se visita al Coral en los arrecifes. Un mundo que al igual que nosotros atesora evidencias de otros mundos, tesoros occidentales, no tanto por su belleza, sino para recordarnos que hay otros mundos más allá del nuestro. Esos mundos complementarios, que el Yin-Yang ha descrito milenariamente. Esos mundos opuestos, esos mundos que son noches en nuestros días, esos mundos que complementan el universo humano, que le dan evidencia a nuestra propia existencia.

Tamalotes [CgS]

enero 13, 2007

Fotos

Ya los dos recurrentes lectores de este blog me han reclamado que porque no envío fotos. Esta vez realmente tuve un problema técnico. www.imagestation.com fallaba cada vez que las quería subir. Así que esta vez vamos a probar con Picasa de Google, para ver que tal.

Estas son las fotos de la familia, con el pequeño Andres.

Saludos,

Tamalotes [CgS]