octubre 19, 2005

Invierno Escandinavo

Antes de empezar aclaro que no busco ser asertivo. Muy al contrario, estoy consciente que esta es simplemente mi percepción, y junto con ella incluso mi ignorancia. En términos de mis amigos los Antropólogos, esto es un primitivo estudio de caso. No busco estadísticas, es más bien un relato, una pequeña historia, bueno ni siquiera es eso, es tan solo fragmentos de historias que voy recogiendo desde la ventana del autobús o el metro. Desde el elevador del Hotel o en los pasillos de un aeropuerto, donde se toman como verdaderos los sentimientos y las percepciones personales… Estocolmo ahora esta toda manchada de Invierno. Sus habitantes ahora están aletargados. Caminan lento, sin prisa, con la cabeza baja, como esos exploradores que suben al Himalaya, que saben que la prisa nada mas los cansaría de más. Saben que este peregrinar invernal durara hasta Abril, y la paciencia es su más poderosa arma. No tratan de ser súper-héroes. No, ya todos visten sus gorritos, sus guantes, y sus poderosas chamarras. Aunque el frío realmente no esta tan insoportable, saben que cada vez que el frío les gane, será una batalla perdida, un hueso mas que tendrán que calentar al llegar a su destino. Así que están todos ya atrincherados con sus mejores armas. Humeantes cafés, bufandas, y rompevientos, y aunque podría parecer una exageración para el novato, para el incauto, los que ya lo han vivido, están listos para el embate invernal… Ayer, la mañana todavía tenía notorios estragos que había causado el mendigo frío durante sus desmanes nocturnos. Coches con los vidrios llenos de hielo, que obligan al dueño a rasparlos, en una especie de tributo, de ritual a algún dios Nórdico. Banquetas que esperan a algún distraído, para hacerlo patinar hasta el suelo, y pedaceria de una alfombra de un finísimo hielo, que uso el frío en su parranda, estaba mal puesta por todos lados. Los lugareños se reincorporaban a su vida, entre el vaho de su respiración y la luz mal distribuida que tienen las mañanas de cielos azul profundo… Hoy amaneció lloviendo y con neblina. Y al mirar el lago que esta junto al hotel, me hizo pensar en esos Vikingos que navegaron aquí en otras épocas. Como sus navíos, llevados solamente por el viento. Me los imagine como se desplazaban como fantasmas entre la neblina de otras épocas, acompañados de alguna melodía celta, de algún sueño de grandeza, de un sentimiento de estar llegando al final del mundo, donde el Sol ya no llega, donde el Sol prefiere no contradecir las parrandas del poderoso Invierno Escandinavo…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una descripcion del invierno DE PRIMERA...! Felicidades Carlingio...!
Carlos papa

Anónimo dijo...

Después de leer ésto más agradecida y satisfecha estoy de andar en "La Florida".