la burra y el Atlantico

Otra vez vuelve la burra al trigo. Escribo esto en la conexion Houston-Estocolmo. Pero esta vez ya se le acabo lo gracioso al chiste. Y lo digo sobre todo por Isabel. Necesito aclarar que en mi ultima chocoaventura a Estocolmo, Adriana le explicó a Isabel que yo estaba en el avión. Y así me pase, para sus ojos, tres semanas deambulando por el cielo. A mi regreso, cada que Isabel veia un avión, me aclaraba que en él se iban a subir: papá, mamá, y ella. A su manera me decia: a la otra nos llevas, ingrato. Pero sucede que por más que uno quiera, no es posible cumplir todos los deseos de nuestros hijos. Y bueno, pensandolo dos veces, tampoco creo que sea muy bueno hacerlo incondicionalmente y siempre. Como sea, me voy con el corazón hecho pedazitos, y con fotos en mi screen-saver, celular y cartera de mis dos reinas adoradas, que reviso pausadamente mientras sentado en el avión irremediablemente anochece, y nos preparamos para cruzar el Atlántico...

Tamalotes - CgS